martes, 9 de octubre de 2012

OTRA LEYENDA...



CATARATAS DEL IGUAZÚ


Cuenta la leyenda que, en el comienzo de los tiempos, habitaba el río Iguazú una enorme y monstruosa serpiente, un dios guardián hijo de Tupá, cuyo nombre era Mboí (víbora en idioma guaraní). Los Caigangues -tribu de guaraníes de la región- debían, una vez por año, sacrificar a una bella doncella y entregársela a Mboí, arrojándola al río, que por ese entonces circulaba mansamente. 
Para la ceremonia se invitaba a todas las tribus guaraníes, aún a las más alejadas. Fue así que llegó, al frente de su tribu, un joven cacique cuyo nombre era Tarobá. 
Al conocer a Naipí, la hermosa doncella que ese año estaba consagrada al sacrificio, se rebeló contra los ancianos de la tribu y en vano intentó convencerlos de que no sacrificaran a Naipí. 
Ante la negación de los ancianos y para salvar a su amor de tan cruel destino, sólo pensó en raptarla y la noche anterior al sacrificio cargó a Naipí en su canoa e intentó escapar por el río. Pero Mboí, que se había enterado de esto, se puso furioso y su furia fue tal que, encorvando su lomo, partió el curso del río formando las Cataratas, atrapando a Tarobá y a Naipí. 
Cubiertos por las aguas, la embarcación y los fugitivos cayeron de una gran altura, desapareciendo para siempre. Pero, temiendo Mboí que el amor de los jóvenes los uniera en el más allá, decidió separarlos para siempre. 
Naipí fué transformada en una de las rocas centrales de las cataratas, perpetuamente castigada por las aguas revueltas, y Tarobá fué convertido en una palmera situada a la orilla de un abismo, inclinada sobre la garganta del río. 
Luego de provocar todo este estrago, Mboí se sumergió en la Garganta del Diablo, desde donde vigila a los amantes, impidiendo que vuelvan a unirse. Sin embargo en días de sol, el arco iris supera el poder de Mboí y une nuevamente a Tarobá y a Naipí como un puente de amor. 

lunes, 8 de octubre de 2012

MÁS LEYENDA


PRIMAVERA


Hubo una época muy lejana en que la tierra solo conocía una estación: el invierno.
El frío era intenso, la nieve cubría llanos y montañas y las plantas no tenían colores: eran rugosas y opacas.
Cierta vez los hombres partieron en busca de alimentos, que tanto escaseaban, y las mujeres se quedaron cuidando el fuego.El cielo estaba oscuro, presagiaba tormenta
.
Y así fue. Un trueno y luego, el viento y la nieve.









Los días pasaban y los hombres no regresaban. Los niños lloraban por sus padres y los abuelos por sus hijos. Las mujeres trataban de mantener la calma para no generar más malestar.


Una madrugada, cuando casi todos habían perdido las esperanzas, aparecieron en el horizonte los hombres.
Extenuados, muertos de frío, ni podían contar las penurias que habían pasado en las cumbresPero había algo...algo que no podía dejar de contarse. No traían con ellos a Sumac, un adolescente valiente y noble, que se había perdido en las nieves

.
La madre de Sumac, desesperada, corrió a la montaña mientras sus pies se enterraban en la nieve. Se escuchaba su voz llamando a su hijo: "¡Sumac, hijo! ¡Sumac!" Y así se perdió de la vista
 de todos.

Avanzó y avanzó hasta quedar rendida. Fue cuando entonces oyó la voz de Sumac. La desesperación agudizó su ingenio y pudo rescatar al muchacho casi helado. ¿Adonde lo llevaría?
El viento le habló, diciéndole: "Sube con tu hijo a la montaña más alta y toca el cielo"
La madre, con Sumac en brazos, ascendió de una montaña a otra, y en otra y en otra más, pero el cielo estaba siempre tan alto...
El viento insistía: "Sube con tu hijo a la montaña más alta y toca el cielo"

De pronto, un remolino la envolvió dejándola en la cumbre de un cerro altísimo. La mujer, cayendo de agotamiento, tocó las nubes que se abrieron como un gran cortinado. Un trozo de cielo del más puro celeste se fue agrandando











 De él brotaron los rayos de un sol radiante, y deslizándose por ellos bajaron pájaros que poblaron la tierra de trinos y aleteos, mariposas multicolores llegaron hasta las plantas en busca de flores que acababan de nacer...El viento se transformó en suave y tibia brisa, se deshizo la nieve y el agua cristalina corrió en cascadas juguetonas.













Sumac volvía a la vida mientras su madre alzaba los brazos al cielo agradeciendo a Inti, el Dios de sus antepasados, el milagro de la primavera que nacía.

VOLVER A LAS RAÍCES


Las cuenteras pensamos en lo importante que es rescatar las leyendas, y con ello nuestra identidad.



LA LEYENDA DEL IRUPÉ





ADAPTACIÓN

A orillas de la Laguna del Iberá , existía una tribu de indios guaraniés , en donde vivía una hermosa princesa india de nombre Piugtá* , que era muy bella y atraía las miradas de todos los jóvenes.
Acostumbraba a pasearse con su séquito, con el propósito de ser admirada y adulada por todos porque era muy vanidosa. Pero en secreto amaba a Morotíg*. Un apuesto y valiente guerrero, quien no escapaba a sus encantos.

Un día descansaban a orillas de la laguna y entre risas y juegos, propuso a sus servidoras una apuesta, la que consistía en tirar unas de sus joyas en la parte más peligrosa del agua, segura que uno de sus admiradores trataría de rescatarla.
Fue advertida por las demás-:¡Pero, princesa, es muy peligroso lo que propones!-
Ella no las escuchó y quitándose una de las más valiosas la tiró lo más lejos que pudo.
Morotig fue el primero en arrojarse al agua para tratar de conquistarla.

Todos aplaudieron y avivaron su accionar. Estaban seguros que en pocos segundos, el valeroso y buen indio saldría triunfante con el trofeo.
Pasaron varios minutos y él no daba señales de vida. Sus compañeros trataron de rescatarlo zambulléndose una y otra vez , mientras Piugtá, en su desesperación comprendía su mala acción. Y entre gritos y llantos, también se arrojó al agua y alcanzó a ver a su bello guerrero, con los brazos abiertos y nadó hacia él.

Con un último suspiro besó tiernamente sus ya, fríos labios y se abrazó a su cuerpo. Entonces Ñande Rú Guazú* se apiadó y perdonó a la princesa y emergió desde el fondo de las aguas una flor blanca que representa a la niña, rodeada de hojas en forma de platos que las resguardan. Hay quienes dicen que es Morotig que por siempre permanecerá a su lado


*PIUGTÁ: color rojo 
MOROTIG: color blanco
ÑANDE RU GUAZÚ: Dios
IRUPE : Flor conocida con el nombre de Victoria Regia (IDIOMA GUARNI)



LEYENDA DEL CEIBO




Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimien





LEYENDA DEL CEIBO



Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.

sábado, 6 de octubre de 2012

Dos años de las Cuenteras

HOLA AMIGOS!!!



Este mes LAS CUENTERAS festejamos nuestro segundo aniversario!!!!!!!.


Estamos organizando un encuentro especial: habrá


CUENTOS A LA CARTA, MÚSICA,  PARTICIPACIÓN  DE AQUELLOS ASISTENTES QUE 

QUIERAN A HACERLO...Y MUUUUUCHO MÁS!!





Y como buenas anfitrionas, la entrada será gratuita y ....la salida, también!!!





Te esperamos, porque sin vos no habrá fiesta!!!!