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¿Por qué no?

-¿Cómo no lo hice antes? ¿Cómo?- se preguntó- Fue tan sencillo...
A medida que avanzaba el tren, sus facciones iban recobrando la calma; sus ojos oscuros, antes inquietos, ahora tenían un resplandor distinto...un brillo especial Sus manos tersas y pequeñas se aflojaron sobre su falda con total despreocupación. Se dejó llevar por el sonido monótono de las ruedas sobre los rieles y casi abandonó la vigilia. Entrecerró sus ojos y una nueva paz la invadió...¡Hacía tanto que no estaba en ese estado!
Cuando el tren detuvo su marcha , su mirada indagó el lugar. Aún no había llegado a su destino. Al reanudar la marcha, tuvo un impulso sorprendente en ella: antes de ir a su casa quería pasear por las calles de la próxima población. Ver otras caras, otros comercios,otro paisaje urbano...algo distinto.

Con paso firme y espíritu abierto ingresó al lugar. Los comercios lucían sus galas otoñales: hojas con variados tonos desde el amarillo al cobre, luces multicolores, carteles resplandecientes... Prestó atención a los sonidos: por aquí, voces de niños impacientes; por allá una música; cercano, un murmullo de amigas parlanchinas... Fue hacia la escalera mecánica. ¡Cómo le gustaba subir y bajar cuando era niña! Recordó a su madre, a sus primas. 'Qué bien se sentía! Experimentaba placer, como hacía tiempo no lo sentía. al llegar arriba, aromas agradables la recibieron...El café lo percibió enseguida, al girar la cabeza de enrulados cabellos castaños, detectó el inconfundible dulzor del chocolate,,,¡Esto era un lujo para los sentidos! Mesas con parejas, reuniones de mujeres elegantes, madres jóvenes con sus hijos primorosos, helados servidos, copas chispeantes...Tomaría un café cortado, tal vez con alguna masa desbordante de crema... Su semblante se iluminó al pensarlo. Se sentía feliz, tranquila, esperanzada. Eligió una mesa pequeña que tenía una rosa en su diminuto florero. Se sentó pausadamente, acomodó la cartera sobre su regazo, con delicadeza olió la flor y tuvo na sensación extraña...Levantó la mirada y se encontró con otra que la observaba con deleite. Era un hombre joven y apuesto...Un escalofrío casi imperceptible le recorrió la espalda...

-¿No? ¿Por qué no?
NORMA LABARTA
espero que les guste
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